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jueves, 5 de mayo de 2011

Artículo nº 14. El país de los mil y un cafés.


(Para leer este artículo haceros un café, pero no os lo tomeis a la vez que leeis, os puede dar la risa).

 Seguro que lo que os voy a contar lo habéis visto en alguna ocasión, lo habéis protagonizado o incluso lo habéis sufrido si habéis trabajado alguna vez como camarero.

Sí, porque pobres camareros, los camareros españoles, y peor todavía sin son extranjeros los que trabajan como camareros en algún bar o café español.

Y pobres por que tienen que sufrir las mil y una formas de pedir café que tienen los españoles.

A todos os habrá ocurrido que a la hora del café, una mañana en cualquier bar, o después del postre en la comida de cualquier restaurante se empieza a oír yo solo, yo cortao, yo con leche, yo con leche corto de café, yo solo con unas gotas de anís, yo descafeinado de sobre, yo descafeinado de máquina , yo con hielo, yo en vaso de caña con poco café, yo en vaso de caña con mucho café, yo americano, yo cappuccino y para rematar esta el que no quiere café y pide un poleo.

Y toda esta casuística se pude combinar con la temperatura de  la leche, fría, caliente o mitad y mitad , para lo cual te tienen que usar las dos jarritas.

Aún más, está el que bien por enfermedad o por mantener la línea, pide sacarina.

No está pagado el stress y el esfuerzo mental que hay que hacer en España para servir unos cafés.

Pero ahí está la profesionalidad del camarero con su posibles variantes, está el camarero “pofesional” que le bombardeen con la lista que le bombardeen de peticiones siempre le trae a cada uno el suyo, y además lo hace con aires toreros.

Luego están los dos intermedios el que pone cara de sufrimiento y no enterarse pero le trae a cada uno lo que ha pedido, y el que pone cara de haberse enterado y luego trae a cada uno lo que le parece.

Y por último el pobre que pone cara de sufrimiento, no se entera de nada, y no sabe que llevar a cada uno, este normalmente después de tan traumática experiencia cuelga el delantal y se va del bar u  opta por llevar a la mesa el tarro del nescafé , la leche y el azúcar y que nos sirvamos, esto último no lo hace pero seguro que lo piensa.

Y ya el colmo es cuando entra en juego las costumbres locales y autonómicas, yo, madrileño que viví en Valencia una temporada descubrí una delicatesen valenciana, el bombón, que consiste en echar en un vaso minúsculo un dedo de leche condensada y completar con café, aquí podía haber otra variante el bombón descafeinado.

Y después del café puede seguir el tormento del camarero si se le pide agua , con gas o sin gas, fría o del tiempo, cuando viví en Valencia, allí llaman al agua sin gas , natural, y al agua del tiempo también natural, como era la combinación que a mí me gustaba yo siempre pedía agua natural natural.


Si te ha parecido real esta historia no dejes de leer ¡ Qué difícil es abrir una lata!

http://miscircuitosdeslot.blogspot.com/2011/01/que-dificil-es-abrir-una-lata-una.html


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